martes, 29 de noviembre de 2011

LOS FANÁTICOS DE LOS EBOOKS PREFIEREN LIBROS IMPRESOS PARA SUS HIJOS



A pesar del auge de los dispositivos electrónicos como el Kindle de Amazon, algunos padres optan por compartir la lectura de las tradicionales ediciones en papel con los más chicos .

Los libros impresos quizás estén siendo asediados desde el nacimiento de los libros electrónicos (ebooks, en idioma inglés), pero cuentan con tenaces aficionados en un grupo en particular: los niños y quienes comienzan a caminar. Sus padres insisten en que esta próxima generación de lectores pase sus primeros años de vida usando las ediciones impresas.
Esto es así incluso con aquellos padres que son acérrimos aficionados a descargar libros en dispositivos como el Kindle , la iPad, en notebooks e incluso en teléfonos móviles . Ellos abiertamente reconocen su doble estándar digital, y lo hacen diciendo que desean que sus hijos estén rodeados de libros impresos para que experimenten la sensación de pasar las páginas, físicamente, a medida que aprenden sobre formas, colores y animales.
Asimismo, los padres afirman que les agrada acurrucarse con su hijo y un libro, y temen que un aparato brilloso pueda llevarse toda la atención. Además, si el pequeño regurgita, probablemente sea más fácil limpiar un libro que una tableta.
"Es algo íntimo; es la intimidad de leer y tocar el mundo. Se trata del asombro que veo en ella cuando toca una página conmigo", dijo Leslie Van Every, de 41 años, una leal usuaria de Kindle, en San Francisco, cuyo esposo, Eric, lee en su iPhone. Pero para su hija de dos años y medio, Georgia, los libros impresos, apilados y también esparcidos por toda la casa, constituyen la única opción.
"Ella lee únicamente libros impresos", afirmó la señora Van Every. Y agregó con una sonrisa que ella misma trabaja en una compañía digital: CBS Interactive. "¡Uy!, qué vergüenza".
A medida que el mundo de los libros para los adultos se torna digital a un ritmo más rápido que lo que las editoriales esperaban, las ventas de los libros electrónicos vinculadas con los títulos para niños menores de 8 años apenas se han movido. Representan menos del 5 por ciento de las ventas anuales totales, según estimaron diversas editoriales, en comparación con más del 25 por ciento registrado en algunas categorías de libros para adultos.
También se compran muchos libros impresos para regalar, ya que el placer de recibir una tarjeta de Amazon de regalo se pierde en la mayoría de los niños de 6 años.
Los libros para niños también constituyen un detalle estimulante para las librerías de "carne y hueso", porque los padres con frecuencia desean hojear un libro entero antes de comprarlo; algo que generalmente no pueden hacer con la versión en Internet. A través de un estudio encargado por HarperCollins en el año 2010, se descubrió que los libros que se compran para niños de 3 a 7 años frecuentemente eran descubiertos en una librería local (el 38 por ciento de las veces).
Y aquí aparece una pregunta para un debate de la era digital: ¿Se pierde algo al tomar un libro con ilustraciones y convertirlo a un libro digital? Junko Yokota, profesor y director del Centro de Enseñanza a través de Libros para Chicos, en la Universidad Nacional Louis, en Chicago, considera que la respuesta es sí, porque la forma y el tamaño del libro con frecuencia son parte de la experiencia de leer. Las páginas más anchas podrían ser utilizadas para transmitir la idea de paisajes amplios, o se podría escoger un formato más alto para las historias sobre rascacielos.
El tamaño y la forma "se tornan parte de la experiencia emocional, la experiencia intelectual. Hay mucho que no se puede estandarizar y colocar en un formato electrónico", expresó Yokota, quien ha dado conferencias sobre cómo decidir cuándo un libro para niños es más apropiado para el formato digital o para el impreso.
Las editoriales afirman que gradualmente están incrementando la cantidad de libros impresos con ilustraciones que convierten a formato digital, aun cuando esto implica mucho tiempo y gasto de dinero, y los desarrolladores han estado ocupados creando aplicaciones interactivas de libros para niños.
Mientras que se espera que el ingreso de los nuevos dispositivos para tablet de Barnes & Noble y Amazon, este otoño (boreal), incremente la demanda de libros electrónicos para niños, diversas editoriales señalaron que mantienen la esperanza de que muchos padres todavía continúen prefiriendo las versiones impresas.
"Definitivamente hay una predisposición a imprimir", dijo Jon Yaged, quien es el presidente y editor de Macmillan Children's Publishing Group, firma que sacó a la venta "The Pout-Pout Fish" ("El Pez que Hacía Pucheros"), de Deborah Diesen y "On the Night You Were Born" ("La Noche en Que Naciste"), de Nancy Tillman.
"Y los padres son las mismas personas que no tendrán reparo alguno en comprar un libro electrónico para ellos mismos", agregó Yaged.
Eso sucede en la casa de Ari Wallach, un empresario de Nueva York, obsesionado con la tecnología, quien se dedica a ayudar a las compañías a actualizar su tecnología. Él mismo lee en Kindle, iPad y en iPhone, pero la habitación de sus mellizas está repleta de libros impresos únicamente.
"Sé que soy ludita, pero hay algo muy personal respecto de un libro que no aparece en los archivos de un iPad, algo que está conectado y que es emocional, algo con lo que crecí y con lo que deseo que ellas crezcan", afirmó Wallach.
"Reconozco que cuando tengan mi edad, será difícil encontrar un libro impreso", agregó. "Dicho eso, siento que aprender con libros es un rito de iniciación tan importante como aprender a comer con utensilios y a controlar esfínteres".
Algunos padres no desean hacer el cambio incluso con sus hijos en edad escolar. Alexandra Tyler y su esposo leen en Kindles, pero para su hijo Wolfie, de 7 años, eligieron todos libros impresos.
"De alguna manera, creo que es diferente", dijo ella. "Cuando lees un libro, un libro adecuado para niños, todos los sentidos están involucrados. Ese acto les enseña a dar vuelta la página correctamente. Sientes el olor del papel, lo tocas".
Existen muchos programas de software que profesan que ayudan a los niños a aprender a leer por ejemplo diciendo en vos alta una palabra resaltada o mencionando una ilustración. No todos los padres los compran. Matthew Thomson, de 38 años, quien se desempeña como ejecutivo en Klout, un sitio de medios sociales, probó dicho software para Finn, su hijo de 5 años. Pero él cree que su hijo aprenderá a leer más rápidamente con los libros impresos. Además, las alarmas y los silbidos de un iPad se convierten en una distracción.
"Cuando nos vamos a la cama y él sabe que es la hora de leer, dice: 'Juguemos un poco a Angry Birds'", contó Thomson. "Si usa el iPad, no lee, va a querer jugar más. De modo que la concentración para leer se esfuma".
Fuente La Nación.ar

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