Eman al-Obeidy, la mujer que irrumpió en un hotel en Trípoli para decirle a periodistas que había sido golpeada y violada por las fuerzas del líder libio Moammar Gadhafi el mes pasado, ya no está bajo custodia pero afirma que aún teme por su vida.
En dos entrevistas telefónicas con AC360 de CNN, Eman al-Obeidyhabló sobre su supuesto abuso. A veces con lágrimas, otras desafiante, recordó a hombres echándole alcohol en los ojos y utilizando rifles continuamente para sodomizarla. Al-Obeidy dijo que desde entonces ha intentado irse de Libia y que aún tiene pesadillas.
"Mi vida está en peligro y hago un llamado a todas las organizaciones de derechos humanos … para exponer la verdad y que me dejen ir ya. Soy una rehén aquí", afirmó. "Me han amenazado de muerte y que nunca me dejarán salir de la prisión otra vez si voy con los periodistas o les digo cualquier cosa de lo que está pasando en Trípoli".
Al-Obeidy dijo que pasó 72 horas bajo interrogatorio tras ser secuestrada del hotel donde intentó decirles a los periodistas de su supuesto abuso.
Los interrogadores le echaron agua en la cara y le aventaron comida durante el interrogatorio, el cual terminó sólo tras ser examinada por un doctor para comprobar que había sido violada, afirmó. "Y cuando vinieron los resultados, comprobaron que fui violada y torturada… luego fui liberada".
Ella hizo estas declaraciones públicas en una televisora estatal y funcionarios de gobierno, que inicialmente la llamaron enferma mental, borracha y prostituta, han arruinado su reputación. Al-Obeidy dijo que su espíritu y moral están por los suelos, y que ahora tiene pesadillas.
"No me dieron la oportunidad de reaccionar", afirmó.
El intento por desprestigiar a al-Obeidy como una mujer promiscua y no islámica, va ligado con la idea de que una deshonra sexual en una sociedad musulmana conservadora, donde comúnmente se cree que una mujer que ha sido violada ha perdido su honor, afirmó Mona Eltahawy, columnista de temas árabes y musulmanes.
Para una mujer en dicha sociedad, denunciar que ha sido violada no es poca cosa.
"Nadie haría eso a menos de que fuera violada, especialmente en una sociedad conservadora", comentó Eltahawy a CNN.
Al-Obeidy irrumpió en el hotel del 26 de marzo mientras periodistas internacionales que se hospedaban ahí tomaban su desayuno. Le dijo a los reporteros que había sido sacada de un punto de revisión al este de Trípoli, detenida en contra de su voluntad durante dos días y violada por 15 hombres.
"Me ataron las manos por detrás, me ataron las piernas, me pegaban y me mordían en todo el cuerpo. También pusieron alcohol en mis ojos para que pudiera ver y me sodomizaron con sus rifles. Tampoco nos dejaban ir al baño. No nos permitían comer ni beber", le contó a AC360 de CNN con el apoyo de un traductor.
"Un hombre se iba y otro entraba. Terminaba y después otro entraba", dijo al-Obeidy.
Dijo que otra mujer que estaba cautiva pudo desatarse de manos y piernas, permitiéndole escapar.
Cuando CNN la vio en marzo, las piernas y cara de al-Obeidy tenían moretones y tenía sangre en su muslo derecho. Sus heridas visibles parecían apoyar sus acusaciones, pero CNN no pudo verificar su historia de manera independiente.
Autoridades de gobierno intentaron someterla, forcejeando con los reporteros en el proceso y llevándosela eventualmente.
Al-Obeidy dijo que ya no está bajo custodia del gobierno y que ha pasado tiempo con su hermana. Pero afirmó que no puede dejar la casa donde se está quedando porque tanto policías como militares la perseguirán.
Asimismo, dijo que cuando trata de salir, las autoridades la persiguen y la regresan a una estación de policía. Pero la policía no sabe qué hacer con ella ya que no está acusada de ningún crimen, por lo cual la liberan.
Al-Obeidy dijo que fue secuestrada tres veces por las fuerzas de Gadhafi – la primera en el hotel, la segunda cuando intentó escapar a Túnez la semana pasada y la tercera, este domingo. Señaló que el secuestro del domingo y las amenazas que recibió fueron un esfuerzo por evitar que presentara sus quejas a una unidad de investigación policiaca.
A pesar del peligro, al-Obeidy dijo que lo más importantes es que su voz sea escuchada por el mundo. "Me gustaría decir algo a todas las personas que nos ven en Estados Unidos, que somos gente pacífica y que no somos miembros de al Qaeda. Somos personas sencillas y musulmanes moderados – no extremistas – y no estamos pidiendo nada más que nuestra libertad y dignidad, así como los derechos humanos básicos que se nos han negado".
Su padre declaró el lunes que aún no ha hablado con su hija y rogó a la comunidad internacional que venga a ayudarla.
"Lo que le está pasado está mal. ¿Qué puedo hacer? No tengo el poder de hacer nada. Exhorto a las organizaciones de derechos humanos y los movimientos humanitarios internacionales que se involucren y nos ayuden", dijo Atiq Al-Obeidy.
AC360 de CNN platicó con al-Obeidy el domingo y lunes. CNN condujo una tercera entrevista telefónica con ella el lunes.
Fuente CNN
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