El 17 de febrero de 1909, preso en una reserva india de Oklahoma, Estados Unidos, falleció el último jefe apache, Gerónimo, a los 85 años. Su crimen: haber luchado contra la conquista de las tropas estadounidenses.
El domingo último, 100 años después, el comando NavySEALs logró matar a Osama Bin Laden, considerado el enemigo número uno de los Estados Unidos y el terrorista más buscado del mundo.
La comparación, salvo obvias distancias morales, se refiere a que ambos personajes combatieron en contra de los intereses del país norteamericano, cada uno por razones distintas y de manera diferente.
Hace dos días, mientras Barack Obama, junto a Hillary Clinton y su equipo de gobierno, seguían detenidamente el ataque a Osama, el director de la CIA, Leon Panetta, manifestó: “Han alcanzado el objetivo”. Luego agregó: “Geronimo EKIA” (“Enemy Killed In Action”, por sus siglas en inglés). El líder de Al Qaeda había dejado de existir.
La misión era clara: “Matar”. Sin embargo, días antes se barajaban hasta tres opciones de acción ante la certeza del lugar donde se escondía el terrorista. La primera era llevar a cabo la operación; la segunda, “esperar y seguir monitoreando la casa hasta asegurarse de que realmente estaba allí”; y la última, “bombardear el lugar”, según informa ABC.es. El presidente de los Estados Unidos descartó la última y dio la orden para que los NavySEALs actúen.
Fuente El Comercio
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