Regímenes de países como España, Italia, Grecia o Portugal sufrieron del “voto castigo” o fueron forzados a dimitir .
DANIEL MEZA @daniel_mz
Redacción Online
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La tendencia en Europa reafirma – y a veces de manera dramática- que la economía es capaz de modificar el rumbo político de los países.
Desde el 2010 hasta la fecha, una considerable cantidad de gobiernos han sufrido del azote de la llamada “crisis de la deuda” y fueron obligados a cambiar a sus gobernantes, como en los casos de España (en elecciones recientes), Grecia e Italia.
En los países mencionados, podemos notar que el golpe de la crisis ha afectado a los gobiernos independientemente de qué lado del péndulo político estén. En Grecia, el socialista Papandreu fue cambiado por el tecnócrata Papademus; en Italia, el derechista Silvio Berlusconi fue reemplazado por Mario Monti, un economista de prestigio en Europa y seguido de una buena gestión como comisionado de la UE. En España, los ciudadanos estaban tan cansados con las medidas de austeridad que aplicó repentinamente Rodriguez Zapatero (por orden del FMI y la Eurozona) que decidieron sacarlo y poner al derechista Rajoy.
De este modo, el Partido Popular encara la difícil situación de sacar a España de la crisis y aplacar la ira social que ya sufre de altos índices de desempleo y congelamiento de pensiones. En tanto, tras ocho años de gobierno, el PSOE se encuentra en su peor situación con una histórica minoría en el Parlamento.
LA CRISIS HIZO LO PROPIO A INICIOS DE ESTE AÑO Y EL 2010
En el 2010, el Partido Laborista de Gordon Brown cosechó su peor resultado desde 1983 en las elecciones del 6 de mayo de 2010, cayendo ante el conservador David Cameron.
En el 2010, el Partido Laborista de Gordon Brown cosechó su peor resultado desde 1983 en las elecciones del 6 de mayo de 2010, cayendo ante el conservador David Cameron.
En aquel entonces, la alianza debía sanear las finanzas públicas, que llevaban un déficit presupuestario récord que superaba el 11% del PIB del Reino Unido.
En Países Bajos, octubre del 2010, el entonces primer ministro democristiano Jan Peter Balkenende registró una caída de electores que no había sufrido en los 23 años de vida de su partido, la llamada Demócrata Cristiana (CDA). Por primera vez en 92 años, un liberal -Mark Rutte- se hizo con el Gobierno neerlandés. La campaña electoral había girado especialmente alrededor de la crisis económica, de las restricciones presupuestarias y del empleo que caía cada vez más. Un año atrás, hasta se había hablado de recortar presupuestos a la casa real holandesa.
Los resultados de las elecciones generales de Irlanda en febrero de este año confirmaron el desplome del Fianna Fáil, partido dominante en la política irlandesa desde la independencia liderado por Brian Cowen. El primer ministro irlandés, Brian Cowen, tuvo que dimitir culpando a la grave crisis económica que sufría el país.
El Partido Socialista (PS) portugués no había conocido resultado peor en los últimos 20 años hasta las pasadas elecciones de junio. La peor crisis económica que recuerda esta generación de portugueses tuvo en jaque desde el primer día al segundo Gobierno del primer ministro, José Sócrates (producto de la tormenta internacional desatada por la crisis de EE.UU.). Sócrates fue derrotado por la oposición al intentar salvar a Portugal de la crisis con unapropuesta de ahorro, y se vio obligado a dimitir como secretario general de su partido y no volver a postular.
El setiembre pasado, los electores de Dinamarca acabaron con 10 años sucesivos de Gobiernos de centro-derecha apoyados por el populista Partido Popular Danés (DF), encabezados por Lars Lokke Rasmussen. Las recetas económicas del oficialismo habían puesto en jaque el Estado del bienestar. El bloque opositor de centroizquierda, encabezado por la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt, ganó las elecciones generales al obtener el 50,3% de los votos, frente al 48,9 % de la derecha.
Fuente El Comercio
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