En el recuerdo, los mensajes de Vargas Llosa y Fujimori, las disculpas de Alan García por las “colas” en su gobierno y la “noche mágica” de Humala en 2006 .
Aunque para la mayoría de analistas políticos a pocos días de las elecciones los números no se mueven mucho y “la suerte está echada”, los mítines de cierre de campaña encierran un mística irrepetible y la esperanza de recoger el ‘conchito’ del electorado, ese importante 10 ó 12% de indecisos que podrían inclinar la balanza a favor de una u otra candidatura.
ELECCIONES 1990
El viernes 8 de junio de 1990, a dos días de la segunda vuelta que enfrentó a Mario Vargas Llosa contra Alberto Fujimori, nuestro Nobel de Literatura cerró su campaña como candidato presidencial del Fredemo. Según allegados al entonces candidato, Vargas Llosa, a pocas horas de la elección, ya temía lo peor pues estaba bien enterado la caída que había sufrido la popularidad de su postulación. Así que invocó a todos los sectores y posiciones políticas de la población a sumarse a él en 1990, tomarlo como una página en la historia del Perú en que “empezó a retroceder el hambre y la miseria y la violencia. Y hubo más trabajo, más oportunidades, más ahorro, más justicia, más inversión. Y más bienestar. En 1990 el Perú volvió a tomar el camino de la grandeza, a marchar otra vez de la mano con los países libres y prósperos del mundo”.
El viernes 8 de junio de 1990, a dos días de la segunda vuelta que enfrentó a Mario Vargas Llosa contra Alberto Fujimori, nuestro Nobel de Literatura cerró su campaña como candidato presidencial del Fredemo. Según allegados al entonces candidato, Vargas Llosa, a pocas horas de la elección, ya temía lo peor pues estaba bien enterado la caída que había sufrido la popularidad de su postulación. Así que invocó a todos los sectores y posiciones políticas de la población a sumarse a él en 1990, tomarlo como una página en la historia del Perú en que “empezó a retroceder el hambre y la miseria y la violencia. Y hubo más trabajo, más oportunidades, más ahorro, más justicia, más inversión. Y más bienestar. En 1990 el Perú volvió a tomar el camino de la grandeza, a marchar otra vez de la mano con los países libres y prósperos del mundo”.
Los peruanos decidieron no respaldar mayoritariamente su candidatura y se dieron con la amarga sorpresa de constatar los presagios oscuros de Vargas Llosa con su contrincante Alberto Fujimori. El ahorro, la justicia escasearon; el hambre y la violencia abundaron con el ingeniero agrónomo en cuyo cierre de campaña invocó a obreros, campesinos, agricultores, empresarios, estudiantes, profesionales, empleados públicos, Iglesia Católica y Fuerzas Armadas a fin de “poder discutir sobre bases concretas los graves problemas del Perú y encontrar coincidencias para superarlos el pueblo que cree ni se desanima ante la adversidad”. El autoritarismo de Fujimori Fujimori fue lo más lejano a la búsqueda de coincidencias, durante 10 años.
ELECCIONES 2001
Al igual que haría Humala cinco años después, Alejandro Toledo cerró campaña en la milenaria Plaza de Armas del Cusco, donde llamó al electorado a “elegir un futuro de cambio y prosperidad, un gobierno dedicado a los pobres, a la educación y al trabajo”, forrado de un terno azul y no del poncho y chullo que llevó en semanas previas. Junto a su esposa Eliane Karp y su hija Chantal, el 30 de mayo Toledo se dirigió por última vez como candidato —lo volvería a hacer este año—a los enfervorizados cusqueños que lo coreaban como “Pachacútec”. De hecho, Toledo juramentó en la ciudad imperial.
Al igual que haría Humala cinco años después, Alejandro Toledo cerró campaña en la milenaria Plaza de Armas del Cusco, donde llamó al electorado a “elegir un futuro de cambio y prosperidad, un gobierno dedicado a los pobres, a la educación y al trabajo”, forrado de un terno azul y no del poncho y chullo que llevó en semanas previas. Junto a su esposa Eliane Karp y su hija Chantal, el 30 de mayo Toledo se dirigió por última vez como candidato —lo volvería a hacer este año—a los enfervorizados cusqueños que lo coreaban como “Pachacútec”. De hecho, Toledo juramentó en la ciudad imperial.
García volvía a un Perú con democracia recuperada y tentaba la reelección. Durante 55 minutos, el mismo día y en Paseo de la República llamó a un gobierno de concertación: “Tenemos todos que tomar un compromiso por la Patria en esta hora. Todos tenemos que hacer un esfuerzo de concertación y si algo define el propósito de mi gobierno buscando el trabajo para los peruanos, será la concertación con todos los grupos políticos”.
Frente al Hotel Sheraton, a las 8:45 p.m. y al lado de su esposa Pilar Nores y viejos líderes apristas (Armando Villanueva, Jorge del Castillo, entre otros) declaró: “Yo quiero decirles a los que caen en la guerra sucia que ése no es el camino. No es destruyendo al otro como se es más inteligente. No es destruyendo al adversario como se tiene la verdad. Ésa es la fórmula de la violencia que debemos dejar atrás para siempre”. Nuevamente, un llamado a la calma y la concertación.
ELECCIONES 2006
Primero de junio de 2006. Alan García se metió entre los palos a la segunda vuelta y tentó nuevamente, esta vez con éxito, la jefatura del Estado. El mitin del aprista se realizó en el Paseo de Héroes Navales. El estrado armado frente al Poder Judicial bloqueó parte de la vía de este a oeste y provocó una congestión en los alrededores: hasta 20 minutos podía perder uno en el tráfico que causó el escenario en la vía. Sobre Humala, García dijo esa noche: “Ellos (Humala y sus familiares) dicen ser algo nuevo, cuando representan lo más viejo, lo más corrupto y lo más repugnante, que es el militarismo golpista”.
También le sirvió para hacer autocritica al estatismo de su primer gobierno: “Las colas son uno de los pecados de los que nos tiene que absolver el pueblo el 4 de junio (…) Somos un partido que ha aprendido dolorosamente de sus errores. Yo les digo que no les fallaré”.
Primero de junio de 2006. Alan García se metió entre los palos a la segunda vuelta y tentó nuevamente, esta vez con éxito, la jefatura del Estado. El mitin del aprista se realizó en el Paseo de Héroes Navales. El estrado armado frente al Poder Judicial bloqueó parte de la vía de este a oeste y provocó una congestión en los alrededores: hasta 20 minutos podía perder uno en el tráfico que causó el escenario en la vía. Sobre Humala, García dijo esa noche: “Ellos (Humala y sus familiares) dicen ser algo nuevo, cuando representan lo más viejo, lo más corrupto y lo más repugnante, que es el militarismo golpista”.
También le sirvió para hacer autocritica al estatismo de su primer gobierno: “Las colas son uno de los pecados de los que nos tiene que absolver el pueblo el 4 de junio (…) Somos un partido que ha aprendido dolorosamente de sus errores. Yo les digo que no les fallaré”.
Mientras tanto, Humala Tasso cerró su campaña en Cusco, donde tuvo su “noche mágica” (así llamó al evento) en que invocó a participar de un cambio en el país “sin traumatismos de ningún tipo, pero revolucionario con paz, ética y moral” y a diferenciarse de García al precisar que “no es peón de nadie” ni que tiene ligazón con ningún grupo económico.
“Me han sacado la chochoca. Me han dicho de todo: improvisado, achorado, rebelde, pero tengo la conciencia tranquila. Ya es hora de que terminemos con los falsos profetas de la política nacional. Es hora de transformar nuestra sociedad en inclusiva y democrática y de que no se nos arrebate más el futuro” dijo.
La fórmula es sencilla: autocrítica, promesas y ataque. Sencilla ecuación con que se pretende sumar a quienes aún se hallan en el conjunto vacío de la elección, en la nebulosa de los indecisos y que quienes finalmente pueden hacer la diferencia.
Fuente El Comercio
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